Hace poco tiempo, estaba dando una charla a mis estudiantes, citando el trabajo de un académico conocido. Después de terminar y pasar a la discusión, uno de los oyentes me preguntó: "¿Por qué estas personas escriben en un lenguaje tan complicado? ¿No pueden explicarlo de una manera más simple? ¡Es muy irritante!" He notado que esta es una queja común. Es cierto, como dijo Einstein, que aquel que verdaderamente conoce el tema debería ser capaz de explicarlo a un niño de 6 años. Sin embargo, creo que la existencia de un lenguaje sofisticado no es simplemente un indicador de esnobismo, sino más bien una invitación para fomentar pensamiento complejo.

Cuando salió el podcast de Ido Portal con Huberman, leí muchos comentarios que lo acusaban de usar un lenguaje demasiado complicado y que esto era un intento de "parecer místico". Para mí, teniendo una experiencia directa con la mayoría de las cosas de las que hablaba, todo lo que dijo tenía perfecto sentido, y las partes que no entendía las tomaba como una indicación de dónde debería investigar mas. Me pareció interesante la discrepancia, y me ha dado mucho que pensar.

Las complejidades del lenguaje apoyan la capacidad cognitiva para manejar conceptos difíciles, construir nuevas ideas y expandir la red de conocimientos que uno ya tiene. Es importante que podamos comunicarnos en muchos niveles diferentes, y al simplificar la forma en que nos comunicamos podemos llegar a más personas. Sin embargo, creo que reducir el lenguaje a su forma más simple a largo plazo también reduce nuestra capacidad de razonar. Esto es precisamente lo que George Orwell describió en su novela atemporal 1984: al retirar palabras del lenguaje y agregar términos más ambiguos, el Partido pudo controlar la forma en que las personas piensan. En el idioma norcoreano, por ejemplo, no tienen una palabra para la Amistad ni para amor, por lo tanto, estos conceptos ni siquiera existen en su cosmovisión. Lo primero que quieren controlar los totalitarios es el lenguaje, porque la capacidad de describir los fenómenos observados en el mundo con una mayor variación nos acerca a comprenderlo, por lo tanto, desarrollando una mayor autonomía.

En los últimos años he detectado esta tendencia en relación con todo que nos rodea. Culpo al auge de las redes sociales y su lucha constante por la atención de los usuarios. Pasamos de leer libros a artículos de periódicos, a subtítulos de Instagram, y ahora ni siquiera eso: las personas necesitan frases o palabras individuales que aparezcan en la pantalla para mantener su atención. Esta simplificación de la comunicación engaña a las ideas que se supone que debe comunicar, porque no hay espacio para que se expresen en ninguna forma de la debida complejidad que merecen. Sucedió por la carrera por llevar más y más información a las masas, y sí, resultó en un declive de su capacidad intellectual a larga escala.

Aquí hay una opinión impopular: realmente creo que ciertos conocimientos no deberían ser accesibles para todos, deben ser ganados. Al menos, las personas deberían esforzarse por entender un lenguaje más complejo que su dosis diaria de Instagram. Por una simple razón, que si no ha habido un proceso de adquisición, no se va a valorar lo que se obtiene, no es por falta intrínseca de valor en una persona. Como con muchas cosas en la vida, si no estamos listos para escuchar ciertas ideas, o bien no tendrán sentido para nosotros, o incluso peor: serán interpretadas de manera pervertida. En diversas tradiciones antiguas y aún en ciertas prácticas contemporáneas de artes marciales, un estudiante debe haber pasado ciertas etapas de aprendizaje para recibir capas más profundas de conocimiento. Esta estructura tiene múltiples razones: trabajar duro por algo nos hace apreciarlo más, y también, ciertas cosas no pueden ser comprendidas a menos que haya una experiencia directa. Hoy, en el intento de "democratizar" el conocimiento, lo que realmente hacemos es privar a las personas de la oportunidad de recorrer el camino en el que realmente pueden desarrollarse y encontrar respuestas a las preguntas que nadie más puede encontrar sino ellos mismos. Es cierto que el aprendizaje no es un proceso lineal, especialmente dentro de sistemas complejos, pero la madurez se obtiene únicamente a través de esfuerzos continuos, y solo al final de una práctica deliberada y de búsqueda de comprensión se puede encontrar la verdadera sabiduría. No a través de ver tutoriales interminables en YouTube.

Me doy cuenta de que ya no podemos volver a meter el genio en la caja, la tecnología está aquí para quedarse y es algo bueno en muchos aspectos, pero por otro lado, creo que nos perjudica más de lo que nos atrevemos a admitir. Además del aspecto negativo obvio de la incapacidad para mantener la atención y una miríada de problemas mentales en la población en general, y sobretodo en los jovenes, creo que hemos perdido de vista el hecho de que la sobrecarga de información no nos hace ningún bien. Recopilamos los datos, pero no sacamos ninguna conclusión de ellos. Recibimos los regalos para los que no estamos preparados, y para los que no hemos trabajado para obtener, y esto perjudica nuestra capacidad de valorarlos. El Dalai Lama dejó de enseñar prácticas avanzadas de meditación en Occidente, porque se dio cuenta de que no tiene sentido enseñarlas a personas que no están listas para hacer 20 años de práctica preliminar antes. Creo que está entendiendo algo que nosotros no vemos, y deberíamos considerar que tal vez las formas tradicionales no están de todo obsoletas, sino que hay sabiduría en ellas que no queremos ver, simplemente porque sugiere un compromiso a largo plazo y no un truco mágico rápido que muchas personas buscan en dia de hoy. No estoy sugiriendo que debamos retener el acceso al conocimiento, estoy intentando apuntar a la necesidad de volver a entender que para comprender ciertos conceptos e ideas es necesario hacer un esfuerzo considerable primero.

En nuestra búsqueda de la difusión del conocimiento, esta bien recorder que abrazar la simplicidad amplía el alcance de la información, pero a la vez la dilue. Podemos comprometernos con buscar crear una convivencia respetuosa entre la accesibilidad de conocimiento y la perspicacia profunda de ello. Esto asegurara que no solo impartamos información interminablemente, sino que también cultivemos las semillas de un entendimiento y sabiduría genuinos, que son aplicables a la realidad. Encontrar este equilibrio es un buen objetivo a tener.

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